Mis queridos amigos, príncipes, princesas, ogros y demás bestias, nos disponemos a hablar de comida; después de concluir qué el que muestra el hambre no come, podemos hablar del que la logró, calentó, pero decidió no comer. Luego de una ardua investigación me di cuenta que dependiendo de la intención uno si puede calentar y no comer.
Vamos a dejar esto claro, en el juego del recalentao, al que
calientan es el que sufre más, porque, nada peor que acostarse con hambre, pero
depende de usted ser una almojábana en microondas (bien maluquita) o
convertirse definitivamente en la pega del arroz por la que todo el mundo se
pelea, que siempre sabe bien, fría o caliente.
Pero a quien engañamos, salud, por el placer de dejar a más de
uno iniciado, no se desmotiven príncipes de turno, que seguro la susodicha solo
está probando a ver qué tal se comporta con las ganas, y sea positivo, no se
vuelva almojábana, que tal si más bien se vuelve ajiaco, que trasnochado y
recalentado sabe mejor.
Así que comencemos justificando que el “calentar y no comer”
puede ser una gran técnica para medir el interés y sobre todo la profundidad
del mismo, en pocas palabras revisar a conciencia QUÉ CARAJOS QUIERE. Es un buen momento para que usted aproveche y mida sus propias intenciones,
pero también, es un juego macabro para alimentar el hambre y sepa que todas esperamos que caiga.
Pero de calentar y no comer no se vive, así que le pido encarecidamente
que si se va a dedicar eso, deje claro la intención, es que hasta la pega del
arroz se daña si no se come a tiempo, no puede esperar que le sepa igual
después de calentar y calentar y volver a calentar, no seamos descaradas y pongámosle
fecha a esa merienda porque o si no la vamos a perder.
Conclusiones varias, si va a calentar que tenga un objetivo, y
tenga claro que en algún momento tendrá que comerse esa comidita porque todo
tiene fecha de vencimiento; también sepa bien lo que calienta, pues porque si le dio por
calentar toda la olla seguro no va a poder con todo. Y por amor al universo tampoco se dedique a eso, ahí sí que nadie se lo va
a tomar en serio, y no se le olvide que la vida no funciona como una canción de
reggaetón, y es que “sí quiere repetir y al oído le quiere decir” deberá hacer
más que eso.
Así que no caliente lo que no se va a comer, pues a largo plazo la
comida se daña y el recalentao si que sabe maluco y si es el calentado, depende
de usted ser un almojábana en microondas o la más apetecida pega del arroz.
Ahora, ¿Por que todo es sexo en el reggaetón? Que algún genio
por favor le dedique una canción a la pega del arroz, bien patrimonial de las
cocinas colombianas, bien podría uno terminar relaciones con la siguiente frase “
Ja, ni que fueras la pega del arroz”
La Princesa
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